Todavía no nos hemos recuperado de la muerte del gran Steve Jobs cuando en el día de ayer el mundo, y en especial los que nos dedicamos a la informática, recibíamos una triste noticia, había fallecido otro genio Dennis Ritchie, a los 70 años.
Este hombre fue el creador del lenguaje de programación C, que tantos «buenos ratos» nos ha dado a los que nos dedicamos o nos hemos dedicado alguna vez a programar. ¿Quién de vosotros informáticos no conoce la portada del libro que sirve como imagen de este post? Seguro que sí 😉 Quiero que estas líneas sirvan como homenaje póstumo a una persona, tal vez menos conocida que el difunto CEO de Apple, pero que nos deja un gran legado: Un gran lenguaje de programación que nos sirve como base de los grandes Sistemas Operativos modernos (y no me estoy refiriendo a Windows). Te recomiendo que leas el resto del artículo…
Queda ya muy lejos, concretamente en el año 1995, cuando inicie mi aventura en el mundo de la informática matriculándome en la Escuela Superior de Informática de Ciudad Real. Por aquella época yo tenia 18 añitos y no sabía que era eso de un lenguaje de programación pero pronto, mas concretamente con mi primer suspenso en otro lenguaje llamado Pascal, llegaría a enterarme.
Dennis Ritchie, otro genio que nos abandona
En el primer curso de ingeniería, qué difícil resultaba aquello de escribir un programa a una persona como yo que venía de bachillerato científico y que la única informática que conocía era a nivel de usuario. Pero con el paso de los años y con la práctica todo llega a aprenderse. Han sido muchos los lenguajes de programación que he usado, pero mi primer contacto con el lenguaje C llega en 3º de carrera, en la asignatura de Sistemas Operativos (otro hueso duro de roer). Que «divertidas» eran las prácticas de semáforos, paso de mensajes, etc. en las que invertía unas cuantas horas tanto diurnas como nocturnas (o de madrugada). Pero sin lugar a duda el plato estrella de este lenguaje eran y son… tachan! los punteros. Que bien lo pasaba con las listas enlazadas, pilas, colas, etc. donde tenía que usar a estos «seres inmundos» acostumbrados a lanzarte un null cuando menos te lo esperabas y quedarse tan anchos. Pero que con el paso de los años, me han llegado a caer hasta graciosos. Hoy en día todo esto lo veo anecdótico, será que me estoy haciendo viejo y que a lo mejor ya estoy demasiado curado de espantos.
A pesar de todo lo anterior, le doy las gracias señor Ritchie por ayudarme a descubrir el fascinante mundo la programación, el cual me ha servido para ganarme la vida durante años. Sin personas como usted, creo que el mundo no sería como es hoy. Deja un legado a miles de estudiantes de ingeniería informática, ciclos formativos, etc. que también pasarán esas noches en vela pero que, como yo, terminarán agradeciéndoselo. Puedes leer más sobre Dennis Ritchie pulsando aquí.
Descansa en Paz